martes, 15 de diciembre de 2009

El carnet para personas con discapacidad, asignatura pendiente en 2009

Ya sea de nacimiento, por un accidente o debido al paso inevitable de los años, en España hay censadas alrededor de cuatro millones de personas con algún tipo de discapacidad física, psíquica o sensorial, para las que la actividad cotidiana y vital de desplazarse de un lugar a otro supone su mayor dificultad. Son el 8,5% de la población española (el 60% mujeres) que, a pesar de tener derecho al transporte público o a la conducción de vehículos adaptados que permitan su autonomía e independencia, en 2009 siguen encontrando las mismas barreras económicas y/o de inaccesibilidad que hace quince años.

3 de diciembre de 2009, Día Internacional y Europeo de las Personas con Discapacidad, es la fecha en la que se aboga en todo el mundo por un acceso igualitario a las tecnologías de la información de este colectivo. Mientras tanto, Lorena Pastor, de dieciocho años y estudiante de primero de Grado en la Universidad Carlos III de Madrid, espera a que el tren o los autobuses que precisa estén adaptados y sigue necesitando que sus padres la lleven a clase.

Lorena nació con Espina Bífida, una malformación en la columna vertebral por la que sus vértebras no se fusionaron correctamente durante el embarazo, llevándole a pasar por el quirófano hasta trece veces. Pero a pesar de sus circunstancias, ella pretende hacer una vida normal intentando sacarse el permiso de conducir para no depender de trenes, autobuses o de los horarios de sus padres para llegar a clase y realizar así la carrera que siempre ha querido. “Desde pequeña siempre me han interesado los medios y la información, pero el transporte está fatal, por eso necesito sacarme el carnet para ir a la Universidad”.

Y es que para las 3.850.000 personas con alguna discapacidad en nuestro país, sólo existen, según datos del INE, un total de 2.485 autobuses urbanos accesibles y 470 taxis adaptados. En Galicia, se da la tasa más alta de personas con alguna minusvalía, 112 por cada 100.000 habitantes, mientras que dicha comunidad sólo cuenta con 77 autobuses y 13 taxis accesibles. Ceuta y Melilla por su parte, no cuentan con ningún medio de transporte público adaptado.
Es por ello que miles de discapacitados precisan la ayuda de diversas asociaciones o acuden a Internet para buscar por su cuenta autoescuelas cercanas con precios razonables, ya que a día de hoy no existe una red oficial que aglutine a todas las autoescuelas adaptadas y/o talleres de adaptación de España. Algo que también se convierte en toda una aventura, pues la mayoría de las personas con alguna discapacidad que no viven en grandes urbes, se tienen que desplazar fuera de sus provincias para poder acceder a este derecho.

El 28 de octubre, Lorena comenzó las clases teóricas en la Autoescuela Juárez en Toledo que lleva más de treinta años realizando este servicio y está asociada al Hospital Nacional de Parapléjicos (www.infomedula.org), donde el coste para los pacientes de primer ingreso es gratuito. “Me estoy sacando el carnet en Toledo, aunque soy de Madrid, porque estoy ingresada en el Hospital de Parapléjicos, y porque en Madrid hay muy pocas autoescuelas adaptadas con precios igualitarios”.

Ventura Leblic, responsable de rehabilitación complementaria del Hospital de Toledo, afirma que “los pacientes que vienen al Hospital lo hacen para restablecerse físicamente, pero también para conseguir una normalización y una mayor independencia. Y esto se lo ofrecemos con la posibilidad de prepararles para obtener el carnet de conducir, algo que para nosotros en circunstancias normales es una trámite más, y que para ellos supone una gran diferencia”.

El proceso para apuntarse a la Autoescuela Juárez no es común debido a la gran demanda a nivel nacional. Sólo pueden apuntarse a dicha autoescuela aquellos que sean pacientes del Hospital y cuya solicitud sea aprobada por un equipo multidisciplinar (médicos, fisioterapeutas, terapeutas…) considerando que el paciente está listo para obtener el permiso de conducir. “Una vez conseguido el informe favorable de los médicos, y realizadas las pruebas psicotécnicas oportunas, el paciente pasa a la autoescuela adaptada y realiza sus prácticas y el examen como cualquier españolito, sin pagar nada. El Hospital lo financia todo”, asegura Leblic. Los pacientes que acuden al Hospital de Toledo para rehabilitarse y que ya poseían el permiso antes del accidente o de la enfermedad, sólo se examinan del práctico, quedando exentos del teórico.

Ventura Leblic tiene el cometido de enviar las solicitudes aprobadas, además del historial, a Mari Feli, la profesora de Juárez encargada de dar clase teórica y práctica a los pacientes del Hospital. “Yo me desplazo todos los días al Hospital con el vehículo adaptado para dar clase a los chicos y chicas, donde tenemos un aula habilitada. Es increíble el afán de superación que tienen los chavales. Es como si al conseguir el carnet, consiguieran el derecho a que nadie les tenga pena y a vivir como todo el mundo, con normalidad”.

En 2008, se presentaron 108 solicitudes de toda España y del extranjero (la mayoría de pacientes del Hospital son de fuera de Toledo, incluido extranjeros), para entrar en Juárez, de las cuales sólo 55 llegaron a examen, consiguiendo aprobar 54. Personas con edades comprendidas entre los dieciocho años y los sesenta y cinco, más hombres que mujeres, y consiguiendo el permiso en unos treinta días. “Algo que muestra el grado de interés por ser independientes. A falta de los datos de noviembre y diciembre, en 2009 superaremos otra vez las cien solicitudes. Muchas veces las personas que presentan la solicitud, después no pueden acudir a las clases, o no están preparadas, o hay mil razones”, afirma Leblic.

Pero, ¿qué pasa con el resto de personas que no son pacientes del Hospital de Parapléjicos de Toledo y que demandan su derecho a poder desplazarse con su vehículo propio, necesitando por tanto sacarse el permiso de conducir? Necesitan la ayuda de Comités o Asociaciones como CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad), COCEMFE (Confederación Española de Personas con Discapacidad Física) o FAMMA (Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad) que les asesoran sobre cuáles son las autoescuelas más apropiadas para ellos dependiendo de su lugar de procedencia, así como las casas de coches o talleres de adaptación más indicados. Las tres cuentan con sitios web en Internet donde responden a las preguntas más habituales sobre discapacidad, leyes, ayudas, etc, donde facilitan un número de teléfono para una atención más personalizada.
En este caso, las preguntas más frecuentes a las que se dan respuesta son: ¿Qué debe hacer una persona discapacidad si decide sacarse el carnet?, ¿Le costaría más dinero que a una persona sin discapacidad?, ¿El examen que tiene que realizar es igual que el de cualquier otra persona?, ¿Existen descuentos a la hora de pagar el carnet de conducir?...
“Desde COCEMFE intentamos favorecer que las personas con discapacidad, sea cual sea, puedan conducir de forma normalizada, siempre que sea posible y poniendo a su alcance toda la información de la que disponemos”, asegura Enrique Moreta, miembro del departamento de Comunicación e Imagen. Pero en ocasiones no es suficiente. “En cada Comunidad Autónoma existe un centro COCEMFE para informar, pero el desplazamiento de la persona a la autoescuela es inevitable, y es ahí donde sigue residiendo el problema. Es la pescadilla que se muerde la cola. Si existen pocas autoescuelas adaptadas y además, están lejos o resulta casi imposible llegar…”.

Que una autoescuela esté adaptada, no acaba de solucionar muchas veces el problema de accesibilidad, pues debido al gran número de discapacidades existentes que particularizan el tipo de adaptación que una autoescuela necesita (coche, instalaciones, material para exámenes, tasas…), la mayoría se encuentra fuera del amparo del Gobierno central, dependiendo de si en su Comunidad Autónoma ofrecen alguna ayuda; y no pueden satisfacer la gran demanda. Por eso, muy pocas autoescuelas se atreven a aventurarse y comprar un coche automático, adaptándolo después sin saber si van a poder amortizar el cambio.

Así piensa Vicente, dueño de la Autoescuela no adaptada Éxito, en el centro de Madrid. “Yo cuando monté mi autoescuela no pensé en hacerla adaptada, la verdad. Luego con el paso del tiempo ves la necesidad que tienen algunas personas y te planteas hacerlo, pero no es posible porque no te dan ayudas y hay poca gente en el barrio con problemas de movilidad. Además, si adaptas tu coche, ¿qué tipo de adaptación eliges?” Y es que sólo contabilizando el gasto que supone adaptar un coche, dependiendo de la discapacidad, puede variar de los ochocientos euros, hasta los doce mil.

Por su parte, la Autoescuela Espronceda, surgió en diciembre de 1996 de la mano de Juan Fernando Ponce y de su esposa. “Estábamos muy sensibilizados con el tema de la discapacidad porque mi mujer era profesora de niños sordos. Ya teníamos la idea de crear una autoescuela y además pensamos en poder dar este servicio”. Enseguida Juan Fernando y su esposa se pusieron en contacto con la DGT para informarse de los trámites necesarios, además de con las asociaciones para formar parte de su base de datos y así asegurarse de que su clientela potencial supiera de su existencia.

Ambas autoescuelas se quejan de la falta de ayudas, tanto para que una autoescuela sea adaptada, como para que siga siéndolo, y es que no reciben ninguna subvención por parte del Estado. “Mi autoescuela es igual que las del resto de España, salvo porque tenemos un profesor especialista en lenguaje de signos y un coche adaptado con un espejo especial. El resto es todo igual, incluido los precios” afirma Juan Fernando. “Decidimos no buscar ayudas porque es necesario mucho papeleo y además porque el tipo de discapacidad al que nosotros nos dirigimos no necesita de mucha inversión económica”, asegura el propietario de la Autoescuela Espronceda. La mayoría de las autoescuelas adaptadas se autofinancian de las rentas que deja el negocio de la autoescuela común.

Y son muy pocas las que cuentan con alguna ayuda o patrocinio. “Nadie nos ayudaba al principio. Nos hemos tenido que buscar las vueltas nosotras solitas y es que si quieres, puedes ayudar. Otra cosa es que sólo te interese el beneficio” asegura Andrea Riesgo, propietaria junto con su hermana, de la Autoescuela Riesgo en Avilés. Y es que tras cuatro años de lucha han conseguido que el INEM les financiase clases gratuitas para doce personas que necesiten coche adaptado. El curso que comenzó en septiembre y que consta de trescientas horas, no sólo resultará gratuito para estas doce personas sino que además recibieran 6,40 euros por cada día que acudan a clase, pudiendo así solventar los 85 euros que cuesta las tasa del examen.

En cambio, otras autoescuelas adaptadas necesitan subir los precios de sus clases prácticas para sufragar el coste de la adaptación de los pedales, el volante, material de exámenes, etc. Es el caso de la Autoescuela Gaviota, veinticinco años abierta en Madrid y adaptada para personas de movilidad reducida, donde el coste de una clase práctica común es de 29 euros, mientras que la clase en vehículo adaptado asciende a 34 euros. “Es normal que pocas autoescuelas se atrevan a ser adaptadas por el gasto de dinero que conlleva y que tengan miedo a dirigirse a una clientela que es segura y fija, pero que a lo mejor no puede llegar hasta ellos” alega Vanesa, secretaria de Auto. Gaviota.

Y es que en un país donde cada vez más personas con alguna discapacidad solicitan su permiso de conducir y en donde los transportes públicos no satisfacen la creciente demanda, es necesario, según palabras de José María Ballesteros, presidente de COCEMFE Cataluña y miembro del CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad), “demandar al Estado el cumplimiento de la adaptación de más vehículos públicos, así como asegurar que las autoescuelas de toda España puedan ofrecer un servicio para un publico con discapacidad, como ya viene recogido en la Ley”.

El 4 de Diciembre, el Gobierno de España aprobó el cambio del término minusválido por el de discapacitado, algo que se queda en mera forma, así como los avances de los últimos quince años, ante problemas como los personas como Lorena sufren todavía. Hasta asta que todos los vehículos públicos, ya sean autobuses, trenes o taxis, estén adaptados y todas las autoescuelas cuenten con las ayudas necesarias para ofrecer un servicio apropiado a las necesidades de las diferentes discapacidades, y que cualquier persona pueda desplazarse al lugar que desee sin ningún problema exterior, habremos cambiado algo más que conceptos en pos de una igualdad real y definitoria.






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